Después de décadas y luchas de abogados, el ratón animado más famoso de Estados Unidos entra al dominio público y el pueblo podrá hacer lo que quiera con el personaje… excepto porque no es así. Entendamos qué se puede hacer, qué hará que los abogados busquen tu cabeza y cómo es que Disney no es el demonio extensor de copyright que muchos creen. Eso y más en esta entrega de The Dailies.

Bienvenido a The Dailies, el único programa de internet en donde en lugar de promover desinformación porque queremos clicks, perdemos clicks porque nos gusta aclarar malentendidos.
  

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Pasó lo que muchos esperaban, y el corto animado del Barco de Vapor de Willie, el cual marcaba la primera aparición de Mickey Mouse, finalmente es parte del dominio público. Esto significa que puedes reutilizar ese material sin necesidad de solicitar permiso a Disney, pero ten cuidado, porque los abogados del ratón son muy hábiles, y eso significa que debes entender qué exactamente significa eso del dominio público, así cómo qué fue lo que pasó para que se retrasara tanto este momento.

95 años tuvieron que pasar para que se venciera el derecho de autor que protegía usos no autorizados de la obra. Muchos creen que Disney fueron directamente responsables de alargar y alargar y alargar el manejo de copyright de manera indefinida, y señalan a The Walt Disney Company como el principal agresor en contra del uso de propiedades culturales que cualquier persona debería poder utilizar. Mientras que es fácil encontrar culpables en las grandes corporaciones y Disney es el villano favorito de muchos, al revisar la información, nos encontramos que los verdaderos culpables de las extensiones de derecho son los alemanes… uy, los alemanes.

El manejo del copyright es una medida que busca promover la creatividad, y así un autor puede proteger su obra y explotarla. La lógica nos diría que eso está bien durante la vida del autor, o un periodo definido, como un par de décadas, pero ¿qué pasa cuando el autor decide que sus descendientes podrían explotar su obra y proteger su legado? Después de todo, es su derecho, no importa que te diga tu amigo que medio leyó el manifiesto comunista y sin entenderlo cree que el pueblo tiene derecho a repartición de todo, incluyendo la propiedad intelectual ajena, cuando es incapaz de crear ideas propias.

¿Sabes lo que fue la Convención de Berne? Esta fue una asamblea llevada a cabo mucho antes que la desinformación en internet surgiera, por allá de 1886. El propósito fue el llegar a un acuerdo para definir las medidas y fechas en que una obra original debería ser protegida. Con este acuerdo se buscaba que músicos, pintores, poetas y otros autores pudieran tener control sobre cómo sus obras podrían ser utilizadas, por quienes y bajo qué términos. Los acuerdos de esta convención han sido ratificados por 181 países y gracias a eso la obra de un autor está protegida desde el momento en que es plasmada en un medio físico, y dicho autor tiene derecho a protegerla, así como a obras derivadas del original, a menos que explícitamente digas que no es así. Esto también aplica a películas y series, incluso si la gran cantidad de quejosos de internet dicen que tienen derecho a consumir sus películas por “medios alternativos” cuando los medios oficiales no les pueden ofrecer lo que quieren cuando lo quieren y menos sin pagar.

Los términos de protección establecidos en el acuerdo nos hablan de que cosas como las películas o las fotos cuentan con protección de al menos 50 años tras la muerte del autor, aunque esta protección se puede extender. Los derechos protegidos incluyen cosas como el derecho a contenido traducido, adaptaciones, arreglos, interpretaciones, publicar, reproducir o usar el contenido como base para obras audiovisuales.

Mientras que parece que hay muchas limitaciones, también se habla de algunas excepciones, como para fines educativos, y ojo porque esto no tiene que ver con el manejo del uso justo, que es como usamos muchas imágenes y contenidos en este canal.

Este es el origen de la búsqueda de protección de contenido original, y como mencioné, una obra audiovisual pasada en el cine, como el Bote de Vapor de Willie, podría tener una protección de hasta por 50 años tras la muerte del tío Walt. Si Disney falleció en diciembre de 1966 y le agregamos 50 años, entonces fue en 2016 cuando pudimos usar al famoso ratón. Pero la cuestión está en que el tratado de Berne era principalmente usado para proteger a autores europeos, y estas protecciones dependen del país en que se creó la obra. Actualmente en Estados Unidos la protección es de 70 años tras la muerte del autor, pero esto fue una actualización a la legislación hecha el siglo pasado, en 1978, no hace dos siglos, como con el tratado de Berne.

Cada país tiene su legislación, y el que un trabajo se pueda reutilizar en un país no significa que se pueda utilizar en otros, ya que depende también del registro en los mismos. Para tener una visión sobre las duraciones de protección, puedes ver este bonito mapa, en donde vemos que el país más jodido es México con protecciones de hasta 100 años después de la muerte del autor.

Entonces, ¿no fueron los abogados de Disney quienes buscaron extender indefinidamente la protección de su personaje? En realidad, no. Estados Unidos tenía un manejo de protección menor, pero en 1993 decidió adoptar medidas similares a las de la comunidad europea, y estos términos de protección fueron implementados y extendidos por los alemanes en 1965. Y fue por allá de 1998 en donde el Acta de Extensión de Términos de Copyright Sonny Bono buscaba la protección de obras lanzadas antes de 1978 (como el corto animado) y de hecho se buscaba que la protección fuera a perpetuidad.

Cabe destacar que una cosa distinta es el registro de marca y otra el derecho de autor. El que una versión del famoso ratón, la cual no tiene guantes y está en blanco y negro ya pueda usarse públicamente no implica que puedas usar su nombre, el cual es una marca registrada controlada por Disney, y si llegas a usarlo, habrá demanda segura.

Después de 95 años de protección de un personaje, ya han surgido distintos anuncios de re uso, que van desde videojuegos hasta cintas de horror. Es triste el ver como un personaje destinado al entretenimiento infantil, al ser liberado a las masas, lo primero que surge son versiones oscuras o sangrientas, mostrando que muchos de los que se quejan sobre la falta de creatividad de los estudios, son todavía menos creativos con sus propuestas.

Y es aquí en donde el autor, el verdadero autor y creador, no un gran modelo de lenguaje basado en inteligencia artificial es quien le da identidad a la obra. Muchos ya se están lamiendo los bigotes ante la llegada al dominio público de Popeye o Superman, pero siendo objetivos, el que Superman esté bajo el control de Warner Bros. Discovery no ha impedido que surjan decenas de versiones alternativas. ¿Querías hacer tu versión sangrienta y violenta de Superman una vez que cayera en dominio público? Pues lamento decirte que con todo y limitaciones ya tenemos a Homelander o a Brightburn, y eso sin contar al Captain Marvel original, quien era una copia en rojo de Superman e incluso fue más popular, y nos da para hablar de las diferencias entre marca registrada y copyright ya que el mismo personaje no puede usar su nombre original ya que no pagó los derechos, aunque esto me lleva a un caso más interesante.

En Estados Unidos, una de las películas navideñas más reconocidas y un clásico de la temporada es la película de Frank Capra, “It’s a wonderful life” (¡Que bello es vivir!). Una película que curiosamente es parte del dominio público y gracias a eso se convirtió en un clásico navideño, ya que las televisoras podrían transmitirla sin pagar licencia. Esto se debió a que la cinta originalmente fue un fracaso financiero, para Liberty Films quien no pudo recuperar el costo de producción de 2.3 millones de dólares tras su estreno en 1946.

Por esos años, el copyright solo duraba 28 años después de la publicación de la obra, y esto se podría renovar por otros 28 años si se hacía el papeleo adecuado… y es entonces que vemos la primera falla, ya que debido a errores administrativos, la cinta llegó al dominio público en 1974, por lo cual todos podrían programarla en salas de cine o televisión si así lo querían, y fue así que las televisoras en Estados Unidos la programaron como algo fácil y barato para navidad, haciendo que se volviera un clásico de temporada.

Pero esto no termina ahí, ya que, en 1993, Republic Pictures, quien llegó a tener los derechos de la cinta después de Paramount, quien se los había comprado a Liberty Films, tenía una jugada fascinante. Aunque ellos no tenían los derechos de la cinta, sí tenían los derechos sobre el cuento original llamado “El regalo más grande”, escrito en 1943 por Philip Van Doren Stern”. Este cuento es la historia que se adaptó para la película, así que, si bien no tenían los derechos sobre la cinta, si podían controlar los derechos sobre su origen.

Fue en 1990 cuando la Suprema Corte de los Estados Unidos tuvo un caso relacionado con La Ventana Indiscreta y Jimmy Stewart, en donde se hablaba de cómo el uso no autorizado de la película violaba el derecho de autor del cuento que da origen a la cinta.

Con este antecedente de 1990, para 1993, Republic Pictures declaró que, aunque no tenían derechos sobre la cinta, los tenían sobre la historia. Por si fuera poco, ese mismo año adquirieron los derechos de la música compuesta por Dimitri Timokin para la cinta, los cuales se registraron aparte. Teniendo los derechos de la historia y de la música, podían controlar la exhibición de la película y mandaron cientos de cartas a las televisoras, exhibidoras y cableras para prohibir usos no autorizados. Desde entonces llegaron a un acuerdo con NBC para que ellos tengan la licencia de transmisión de la cinta y si otros quieren exhibirla, deberán pagar por hacerlo, a pesar de que la cinta es parte del dominio público.

Para que puedas hacer una obra basada en el trabajo de alguien más, hay distintos instrumentos. El uso justo es una defensa que permite el hacer obras derivativas, pero debe estar justificado, y no te garantiza que no vendrán detrás de ti por usos no permitidos. La crítica, la parodia y los fines educativos se pueden defender, y como vimos con Superman y sus variantes, no es necesario que un personaje llegue al dominio público para transformarlo. Cabe destacar que mientras que algunos usos son permitidos, dependiendo el dinero y los abogados, puedes confrontar demandas y penalizaciones, o incluso usos ingeniosos para reclamar los derechos, como lo vimos con la cinta de Frank Capra.

A esto, podemos agregar que no todas las plataformas han actualizado sus sistemas, y por ejemplo, aunque técnicamente puedes subir el corto de Disney a tu canal de YouTube, es altamente probable que recibas una queja de eliminación de contenido. Si a eso le agregamos el desconocimiento del público, incluso de personas que deberían estar mejor informadas, es claro porque hay malentendidos en este tema. Y eso sin hablar de los usos no permitidos por generadores de imágenes basados en inteligencia artificial, pero para eso mejor escucha mi programa de Noticias de Tecnología Express.

Si quieres saber más de estos temas, te recomiendo que cheques mi episodio enfocado en Derecho de Autor, así como una entrega previa de The Dailies sobre las desventajas del dominio público y los autores huevones.