Y nos tomamos vacaciones de principio a fin. No hubo podcast de emergencia, ni Mayol se robó las claves para transmitir solo. Se impuso la tesis de Quiroga de que era de descansar, y Macari asumió guata al sol.
Pero era hora de volver y el inefable Vladimir Putin, candidato eterno a Don Vito se encargó que el retorno de La Cosa Nostra fuera jugando a ser José María Navasal.