Leer este libro de Andrea Jeftanovic es una experiencia inquietante. Como lo señala su prólogo, quizá la palabra más apropiada para describirlo sea siniestro. Reúne una colección de relatos en que lo cotidiano se torna peligroso, oscuro, perverso sin usar en ningún momento elementos fantásticos, sino simplemente los miserias y miedos que componen lo humano y sus relaciones. Brillamente escrito y siempre desde la subjetividad del o la protagonista, es una gran lectura no apta para almas sensibles.