Lo que empezó hace poco más de un año como una idea improbable de un candidato para sostener una primaria con ganador conocido terminó siendo un fenómeno político de proporciones. ¿Qué viene ahora?
Trabajar y tratar de ser coherente entre lo que se dijo, se dice y se hace y no se hará. Ecuación difícil para cualquiera, pero doblemente compleja para quienes han impugnado al poder y a los poderosos por una década.
Llegó el momento de Gabriel.